miércoles, 18 de mayo de 2011

El ordenador ha explotado

A ver, tampoco es que haya explotado literalmente, pero sí ha dejado de funcionar en toda regla. Así que, estoy escribiendo este post a través de mi hijo.


Como no tengo fotos y tampoco nada nuevo que contar sobre la casa, os voy a hablar, brevemente, sobre lo que suelo pensar de todo esto que hemos montado.


Primero de todo, quiero dejar claro que creo fervientemente en este proyecto y en que haremos casas, muchas casas. Y por varias razones.


En primer lugar, porque además de ser ecológicas y baratas, no dejan de ser una revolución más que se suma a los Internets, móviles, coches, viajar y muchas otras cosas más que han cambiado el mundo para hacerlo un lugar mejor.


Y es que hace 50 años, ¿quién de nosotros podía irse, por 20 €, de viaje a Londres? O, ¿quién podía hablar por teléfono mientras caminaba por la calle? O mejor todavía, ¿quién de nosotros podía verse, en tiempo real, con alguien a miles de kilómetros de distancia?
No dejan de ser muchos ejemplos que hace años parecían ciencia ficción, y que a día de hoy, son mucho más que una realidad...


No sé vosotros, pero yo creo que las casas containers pueden ser otro punto de inflexión en la vida de las personas. En la vida de todos aquellos que como yo, creen que tener una vivienda no es un lujo, sino UN DERECHO en letras mayúsculas. Que creen que la hipoteca debería ser algo temporal y no como un matrimonio sin derecho a divorcio. Que piensan en que ser ecológicos no es sólo tirar el plástico en el contenedor de color amarillo. Y, sobre todo, para todos aquellos soñadores que piensan en tener su espacio, un espacio hecho por ellos mismos o que perfectamente podrían haberlo pensado igual.


Modernidad, señores, eso es lo que pido. Y también pido dar un paso adelante y creer en proyectos como éste.


Y no pretendo que con estas palabras todo el mundo se vuelva loco y quiera hacer casas containers a por doquier, para nada. Pero lo que sí pretendo es que aquellos que estén pensando en hacerse una casa y puedan, tengan terreno o no, se planteen esta opción. Una opción que no deja de ser, claramente, un reflejo de todos nosotros: una sociedad con la mente abierta.


Y para aquellos que crean que lo único que pretendo es forrarme y especular, siento comunicaros que con casas de este tipo, sí que te haces rico: rico en conocimiento, rico en solidaridad, rico en compañerismo... En definitiva, rico de todo menos de dinero.

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